

Cuando BrytSpace llegó a uProduct, había una idea validada:
Empresas reales ya estaban usando el marketplace para organizar eventos.
Pero no existía un sistema comercial, ni procesos, ni funnel, ni metodología de ventas. El CRM se usaba solo como soporte al producto. Los proveedores se gestionaban por relaciones personales.
Los precios cambiaban según cada caso. No había mensajes consistentes, ni métricas, ni forma de saber qué funcionaba y qué no.
Era el típico escenario en el que un proyecto empieza a crecer más rápido que sus cimientos.
Tracción… sin estructura para sostenerla y ahí comenzó nuestro trabajo.

El sector de los eventos B2B es caótico por naturaleza, en la ecuación aparecen proveedores que inflan precios para generar comisiones, comisiones que nadie explica, facturas duplicadas “según convenga”, procesos manuales, WhatsApp como canal principal, experiencias completamente diferentes según quién atienda.
Ese desorden del mercado se trasladaba a la operación comercial.
BrytSpace tenía demanda, pero si querían escalar, necesitaban transformar todo eso en un sistema claro, replicable y medible.
Aunque el reto de cada cliente siempre tiene diferentes matices, nuestro proceso comienza de la misma forma: Entendiendo qué ocurre realmente antes de construir.
Durante las primeras semanas bajamos al detalle:

Comenzamos con el diseño del sistema.

Qué etapas existen antes de que una empresa decida delegar un evento, qué señales indican interés real, cómo se mide la calidad de un lead, cuándo se abre una oportunidad, qué ocurre después de la primera conversación, y qué pasos llevan a un cierre.
Preguntas que nos hicimos: cómo captamos, cómo conectamos, cómo cualificamos, cómo estructuramos las reuniones, cómo presentamos la propuesta, cómo se negocia, cómo se entrega…
Un recorrido completo, documentado y lógico, que por primera vez permitía responder a la pregunta: “¿Qué ocurre exactamente cuando alguien quiere trabajar con BrytSpace?”
Esto eliminó la intuición y la improvisación.
Todo el flujo comercial quedó ordenado y preparado para ser ejecutado por cualquier persona del equipo.
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Una vez el proceso estaba claro, lo llevamos a HubSpot, no como un CRM decorativo, sino como el núcleo del sistema comercial. Creamos pipelines separados para empresas y proveedores.
Configuramos etapas, propiedades, vistas inteligentes y automatizaciones básicas.
Convertimos el funnel en un espacio donde las acciones se documentan, se ordenan y se miden y por primera vez, los datos empezaron a contar una historia.
Este paso fue clave: BrytSpace dejó de “usar un CRM”, para operar dentro de un sistema vivo donde cada acción forma parte del proceso.

Un proceso define qué debe ocurrir, la metodología define cómo ocurre.
Aquí trabajamos la narrativa comercial, la propuesta de valor, el posicionamiento, el pitch, las preguntas clave, la lógica de discovery, la forma correcta de estructurar una demo, el argumento que realmente diferencia a BrytSpace en un mercado saturado.
A partir de ahí, construimos las secuencias multicanal: Emails, llamadas, mensajes de LinkedIn y cadencias adaptadas al tipo de lead.
Todo coherente con la estrategia, con una voz consistente y con un nivel de personalización realista.
Paralelamente, definimos los materiales comerciales y el mensaje que se usaría en ellos. La marca ya estaba clara; solo había que traducirla a un lenguaje comercial sólido.
Una vez proceso, metodología y CRM estaban conectados, completamos el sistema con dashboards, KPIs, cadencias semanales y un playbook que lo ordena todo.
La primera campaña outbound se construyó sobre este sistema ya operativo.
Por primera vez, BrytSpace podía:
Se pasó de vender “como se pueda” a vender con un sistema claro.
No fue una campaña, ni un conjunto de emails bonitos, sino un sistema comercial completo, construido desde cero y conectado a la realidad del marketplace.
Un sistema con:
El sistema no solo ordenó ventas, ordenó el negocio.

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